esboza en dos trazos
el encuentro fortuito,
negro contra negro.
Rojo
Nadie repara en esa
seca mirada de nómada,
y por un instante
sólo yo existo.
Azul.
esculpe
con pie firme,
brazos extendidos,
una nueva ruta ante mí.
Verde.
Y sella el tiempo
con un beso deslizado
recorriendo los matices
del blanco.
Ocre.
Pierdo el destino.
Ni el negro
ni el verde
ni el azul
me pertenecen.
Y muero bebiendo
mi propia sed
de rojo y ocre.
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